¿Qué habría pasado si cuando montabas por primera vez en bicicleta tu padre hubiera dicho: «¡Deberías saberlo!, ¡ya te lo he explicado!, ¡lo sabes, todo el mundo lo sabe, esto siempre fue así!…» ?
Seguramente, tu mandíbula caería dejando la boca abierta, pondrías cara de estupefacto, conmocionado y extraño y, deseoso de complacerle, intentarías dar pedales, mientras tus dientes aterrizan sobre el suelo.
Experimentar
¿Cómo entonces se puede atender a algo que nunca se hizo?, ¿cómo saber hacer lo que no se experimentó, no se aprendió, o no se adquirió el hábito?, ¿cómo ser experto en algo con tan sólo entenderlo de forma racional-mental y sin práctica repetida?
Del mismo modo, no podemos conocernos, desarrollarnos y evolucionar sin la sabia interacción entre la instrucción y la práctica.
Una capacidad mal enfocada, mal dirigida, no conocida o mal desarrollada, deja de serlo; una capacidad sin voluntad de cambio, ensortijada y enredada en el pasado, sin acción y sin práctica, es solo una teoría sobre el autoconocimiento: «Sé que soy, pero no lo veo», «Sé que soy, pero no lo asumo», «Sé que soy, pero no practico ni me desarrollo».
Autoconocimiento y coaching
El autoconocimiento es la base del coaching personal y a uno mismo.
El autoconocimiento incluye el conocimiento y aceptación de nuestro estado en el presente. El coaching interviene en el desarrollo en la práctica, es decir, el cómo se hace y hacerlo, el cómo hacer para conocer cómo estoy, cómo me siento, y qué hacer para conseguir conocerlo.
El autoconocimiento lleva a la consciencia y al entendimiento de quién soy y cómo soy, el coaching lleva al desarrollo de eso que soy y cómo soy.
Un entrenamiento es el modo práctico de activar la instrucción y llevarla a cabo. El coaching es la instrucción, el desarrollo y entrenamiento del Autoconocimiento.
Autora: Mª Inmaculada Jiménez, Psicoterapeuta gestalt y Osteópata.